martes, 8 de noviembre de 2011

Discriminación religiosa


Este tipo de discriminación es debido a que algunas personas humillan o agreden a otras por no tener las mismas creencias religiosas.

Este tipo de discriminación es muy común en países donde la sociedad vive aún arraigada a la religión.
Muchos no la consideran discriminación debido al objeto por el cual humillan, porque consideran que las creencias religiosas ya no deben ser motivo de discriminación pero, sin embargo, existe.
En estos tiempos se critica por creer y hasta por no creer. Vivimos en una sociedad inconforme, insatisfecha, que sólo se ve como único la voluntad de unos cuantos.

Muchas veces escuchamos comentarios discriminatorios hacia personas que ya no creen en nada, ni en Dios, ni en Jesús, ni en Buda. Los creyentes dicen “te vas a ir al infierno porque niegas a Dios”, tal vez a algunos  esto les de gracia, pero de cualquier forma son comentarios discriminatorios, pues nadie puede a obligar a otro a creer en algo que no quiere.

Otra forma de discriminación en estos tiempos es decir, por ejemplo que creen en Dios, y muchos se burlan por ello. Esto es otra forma de discriminación, pues no puedes juzgar las creencias de los demás.
Como podemos ver tanto creer como no creer es motivo de discriminación.
De verdad que me parece absurdo que discriminen por las ideologías de cada persona, incluso la ciencia discrimina a la religión, pues según ésta niebla el camino de la verdad, del conocimiento y sólo alimenta el engaño.

Pero de cualquier forma cada persona es libre de creer en lo que quiera, y llamar ser supremo a Dios, Buda, Universo en fin, lo cierto es que todos buscan la verdad y la justificación de las cosas, pero ello no debe de ser motivo para que otras personas se burlen o critiquen.

La libertad de creer en lo que uno quiera está incluso estipulada en la constitución. El artículo 24 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos establece que: “todo hombre es libre de profesar la creencia religiosa que más le agrade y practique las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la Ley”.

Entonces, si las leyes no tienen derecho a juzgar las creencias de cada persona, menos nosotros, incluso tenemos la obligación de respetar las creencias de las personas, siempre y cuando éstas no nos dañen. 
Pero dañar no significa que sea porque no creen en lo mismo que nosotros, sino que atenten contra nuestros derechos.

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