domingo, 6 de noviembre de 2011

Discriminación de la mujer a partir del origen de la propiedad privada



A pesar de que las mujeres constituyen un amplio sector de la población, sus derechos se siguen viendo como inferiores al de los hombres. Aún en países de primer mundo la mujer no ha alcanzado un papel en el que se le consideren con las mismas capacidades que el hombre, ya sea porque no gozan de la misma fuerza o porque no valoren las capacidades de estas brillantes mujeres que han hecho cuanto han podido para lograr que la sociedad machista les brinde un espacio en el cual desarrollarse.

Un ejemplo claro de ello es la evolución de la familia. Comencemos por decir que la primera forma de familia era la consanguínea. En ella las relaciones sexuales se podría decir que son de forma abierta, ya que todos, hombres y mujeres, son esposos y esposas de todos, sólo se excluyen a padres y a hijos, es decir de generaciones consecutivas. En este tipo de familia era llamado de forma matriarcal debido a que las mujeres tenían el poder sobre los hijos, además, como las mujeres podían tener relaciones con cualquiera, no se podía asegurar quién era el verdadero padre, sólo había una madre legítima y reconocida. 

Después pasamos a la familia punalúa, en este tipo se sigue conservando el matriarcado pero ahora, además de los padres también se excluyen a los hermanos, ya sean directos o indirectos, como los primos, de estas relaciones sexuales abiertas. Como vemos las mujeres en estos tiempos no eran calificadas de diversas formas por ejercer libremente su sexualidad, ya que esto era algo normal que podían aplicar tanto hombres como mujeres. El siguiente tipo de familia fue la sindiásmica, en ella ya se elegía una pareja principal pero continuaban siendo esposas y esposos de todos, excluyendo a parientes.

Con el surgimiento de la propiedad privada, la mujer pasó a ser propiedad del hombre, a su servicio, y ahora se exigía la más estricta fidelidad a las mujeres, para garantizar que los hijos sí fueran hijos del esposo de la mujer para poder heredar sus bienes, aunque éste bien podía seguir practicando la poligamia. Con esto dio inicio el período del patriarcado en el que aún vivimos. Como podemos ver la mujer pasó a ser no más que una cosa que el hombre podía otorgarse como suya. Aunque, como se expresa en el libro “Sociología” de Francisco Gomezjara,  el triunfo de los hombres fue coronado por las mujeres, las cuales comenzaron a realizar actos de infidelidad a espaldas de los maridos.

Es importante darse cuenta cómo las mujeres fueron quienes dejaron que los hombres adquieran más poder que ellas, y lo peor, cómo a partir de ese poder se denigró a tal grado a la mujer que aún sigue siendo, en muchos casos, como una esclava fiel al hombre. Todo ello nos lleva a pensar que son las mismas mujeres las que pueden acabar con esto, y volver a conseguir el mismo poder que antes tenían, o por lo menos un poder igual al del hombre.

Claro, generalizar sería irse a casos extremos, ya que como sabemos hay distintos países donde se permite un mayor acceso a diversos espacios a las mujeres, lo que antes no se lograba.
Pero estos espacios no son tan amplios como se pretende que sean, por ello, las mujeres deben seguir luchando por alcanzar su igualdad y lo hombres dar más espacios a las mujeres para que puedan desarrollarse, y no ver a las mujeres como una propiedad o inferiores a ellos, puesto que no lo son.

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