En este artículo utilizaré un lenguaje muy coloquial, con ello espero no ser tan ofensiva para algunas personas, pero todo es con un fin, que no es molestar a las personas, sino crear conciencia.
No es difícil y mucho menos raro escuchar adjetivos descalificativos como “putos”, “tortillas”, “maricones”, “machorras”, entre muchos otros a personas con distintas preferencias sexuales y que nos han enseñado, tal vez en nuestra casa o las hemos escuchado en las calles.
Esto es ciertamente aberrante, cómo es que personas, que se supone hay creado una grado mayor de conciencia e inteligencia puedan referirse con estas palabras a otras personas con distintos gustos y lo que es peor cómo en pleno siglo XXI en el que hay un gran avance tecnológico, informativo y se supone cultural y educacional, puedan existir personas que sigan refiriéndose de esta manera a sus semejantes, que aunque no tengan los mismos gustos, no los hace diferentes, ni mejores ni peores personas.
En una plática con un amigo que es homosexual, él me dijo que lo más difícil de darse cuenta de sus preferencias sexuales, era primero decírselo a sus padres y en segundo punto la reacción de otros familiares y amigos, ya que él había visto cómo todos ellos no aceptaban de ninguna forma a personas como él, y los llamaban cruelmente como mencionamos arriba. Él tenía miedo al rechazo, sobre todo de su familia incluso aún lo tiene, porque aunque su madre y hermanas ya lo sepan, de cierta forma aún lo están asimilando, pero, a su padre no se lo ha dicho, porque sabe muy bien que no lo aceptará de ninguna manera. Es horrible ver en su mirada el dolor al expresar que su mismo padre lo desconocería como hijo si él hablara con la verdad. El temor que él siente es muy grande, por el machismo de su padre no puede ejercer libremente su sexualidad ante los ojos de su familia.
Por otra parte le pregunté qué pensaba acerca de las diversas palabras despectivas que ya habíamos mencionado y él me contestó, “pues mira qué te puedo decir, me han llamado de diversas formas posibles, apodos aún peores, pero la libertad que yo siento al ser feliz como soy, y demostrárselo a la sociedad es una satisfacción muy grande, demostrarles que no me afectan sus comentarios y que puedo vivir con ellos es muy importante para mí. Aunque claro que me encantaría poder vivir como quiero sin que hablen a mis espaldas. Y bueno en cuanto a las palabras pues es como si fueran mentadas de madre para nuestra comunidad gay, aunque poco a poco nos hemos ido acostumbrando, claro al principio era muy difícil y tormentoso vivir con las críticas diarias, pero a todo se acostumbra uno”.
Como podemos ver al criticar a personas, como mi amigo, les causan mucho daño, y como él lo expresa hay muchos que pueden vivir con ellas, debido a la gratificación mediante su felicidad al mostrarse al mundo tal como son, pero no se compara con la felicidad que podrían llegar a sentir si todos como sociedad pudiéramos aceptarlo al cien por ciento, entender que tener distintos gustos no los hacen personas distintas.
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